Mi bisabuelo, con cara de niño, acurrucado en el centro.
Nadie explica historias de antepasados tontos. Mi abuelo contaba que a su padre lo mandaron a la guerra de Cuba porque era el tonto del pueblo. Al pueblo le tocaba enviar un recluta y entre todos decidieron que era el que iría más contento. En Barcelona vio por primera vez el mar y los tranvías. Embarcó para Cuba, aprendió a hacer la instrucción y disparaba con precisión. Un día le enviaron a las montañas, estaban todos escondidos entre matorrales. Se oyó la voz del sargento dando la orden de fuego. Un segundo antes del estruendo de los disparos se oyó la voz de mi bisabuelo gritando: ¡Cuidado, que ahí delante hay gente!
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